Entra en un vagón

miércoles, 14 de marzo de 2012

Vagón 18. La nostalgia del tiempo

- ¿Cuántas horas han pasado? - preguntó Camila cuando abrió los ojos.

- El tiempo no ha pasado ni por ti ni por mí, Camila.

El demonio tenía espuma en la boca cuando le hablaba de las edades del tiempo. No le gustaba hablar de las dimensiones que lo llenaban de tristeza. La tristeza de quien está solo por propia voluntad y no se ha dado cuenta. La compañía del viajero que cuenta las vías y las va calculando para no sentir el peso del silencio. Le daba rabia… Tanta rabia que Camila pudiera dormir tan tranquila y aún le pareciera que pasaba el tiempo.

Ese viaje eterno, al que no llegaba ni se iba. El demonio suspiró y no encontró las palabras.

- Camilita, Camilita. Me cansas, de verdad. Siempre haciendo esas preguntas; jugando a ser inocente. A no saber.

El demonio casi silbando al son de la locomotora, con los ojos cerrados, acariciándose la barba revuelta y tan llena de Camila. Con la tristeza en las maletas tantas veces empacadas.

- No sé qué horas son, ni mucho me importa. Vuélvete a dormir… Yo te despierto cuando haya llegado el momento por el que estamos esperando.

No hay comentarios: